¿Cómo no sentirnos fascinados ante la figura de Leonardo da Vinci? ¿Cómo no sobrecogernos ante su anhelo insaciable de sabiduría? ¿Cómo no solidarizarnos con esa voracidad infinita que llevó su alma a explorar todos los campos del conocimiento, de la imaginación y del arte? Penetrar en la mente de uno de los espíritus más admirables de la Historia es el propósito de este libro de Carlos Blanco, donde la búsqueda irredenta de perfección se revela como una sombra dolorosa, como el germen de una tragedia que convierte al genio en esclavo de una meta inmisericorde: el acuciante deseo de plenitud. La más profunda de las amarguras convive así con el más elevado de los gozos, con ese éxtasis que experimenta quien otea, en las soledades de su espíritu, la aurora de un mundo nuevo, todavía invisible para el resto de la Humanidad.