El corazón de Nicholas Flamel se rompió en mil pedazos cuando vio como su querida París quedaba reducida a cenizas delante de sus propios ojos. Dee y Maquiavelo son los culpables de este desastre, pero Flamel también tuvo parte de culpa, porque al tener que proteger a Sophie y Josh Newman (los gemelos de la profecía) y a los manuscritos de los Sabios oscuros, no pudo centrarse en evitar la caida de la ciudad. La situación no podía estar peor: Nicholas se debilita día a día y Perenelle, su mujer, sigue atrapada en Alcatraz. La única oportunidad que tienen es encontrar un tutor que enseñe los rudimentos mágicos necesarios a Sophie y Josh. El problema es que el único que puede hacerlo es un personaje llamado Gilgamesh, que está muy, pero que muy loco.