Ella también decía «volver». Volver a la isla en un intento de volver al vientre materno. Por desgracia, una vez que salimos, ya no podemos regresar y acurrucarnos de nuevo en su interior. Nadie ha visto nunca a un recién nacido reconvertirse en feto. Una vez que se corta el cordón umbilical y se entierra la placenta, solo queda caminar, cueste lo que cueste. Caminar hasta el final de la existencia.