En palabras del autor, para los nahuas “la música tuvo un origen divino […], acompañó los albores de la civilización en Mesoamérica; dio esplendor a la fiesta y estuvo presente en todos los momentos de especial trascendencia en el discurrir de la vida. Resonó en la adoración de los dioses y alegró la existencia de los seres humanos. Se escuchó en las batallas y también cuando alguien nacía y cuando alguien moría. […] La música era y es, en fin, consuelo en las aflicciones del cotidiano existir”.
En este ensayo, publicado originalmente en la revista Pauta. Cuadernos de Teoría y Crítica Musical en 2007, Miguel León-Portilla presenta al lector un panorama de la música entre los nahuas a partir de la indagación en su literatura. Comienza explicando brevemente el origen de la música en la concepción mítica de los nahuas y luego se aproxima los diversos testimonios que aportan información al respecto: los hallazgos arqueológicos, los códices, y los relatos legendarios, históricos y religiosos. Para terminar, reflexiona sobre la relación entre la música y el canto y la poesía.