rostro-. No quisiera tener que dejarte tan pronto. Tenemos muchas cosas de que hablar y que explorar juntos. Eso es sólo el principio. Cuando me puse en camino hacia la Galia, tenía cuarenta y dos años. Era un nuevo mundo, una extensión infinita de verdor… bosques, montañas, lagos, ríos, todo aquello me era desconocido y me estaba esperando. Lo que me ocurrió allí en aquellos nueve años sería suficiente para cualquier hombre