cauces establecidos, de igual manera el mismo Poder juzga adecuado que Sus propias acciones para con los hombres, tanto las de clemencia como las de castigo, discurran por el camino usual de las causas naturales; y place al Señor actuar a través de causas naturales como instrumento corriente de Su Voluntad, guardando, sin embargo, la facultad de actuar de modo sobrenatural cuando Él lo crea oportuno.