Alí les dirigió después en un canto: «Alí boma ye, Alí boma ye», que, traducido, significa «Mátalo, Alí» —algo semejante a un viejo grito de guerra—, y Alí siguió dirigiendo a su pueblo con firmes movimientos, igual que un director con su coro de boy scouts, severo, sin tomarse la cosa a broma, orgulloso de sus pupilos, de no ser por la sonrisa que parecía provocar el espectáculo.