El lugar donde habitamos no está formado solo de imágenes espacio temporales, sino de vida sintética. La percepción humana se ha transformado por una inmersión que tiene lugar en diferentes organismos artificiales, lo que permite la experimentación en entornos conformados por especies nuevas que interactúan entre ellas y con nosotros. Estos son los mundos bioinmersivos, que proceden de la intersección entre los mundos virtuales y la vida artificial húmeda mediada por la percepción. En laboratorios de biología sintética, las imágenes tecnológicas están vivas y despliegan un panorama de la evolución. Esta vida parcial presenta una forma particular de creatividad,que invita a comprender la autonomía del proceso artístico y su capacidad para pensar la realidad de forma abierta y sin límite.Los mundos bioinmersivos son un estado intersticial, una otredad ontológica: un espacio/tiempo extraño, novedoso, inesperado y no lineal, imposible de anticipar, pero, paradójicamente, con una extraña familiaridad que desafía las convicciones más profundas acerca de la identidad humana y la contención del mundo conocido.