En los últimos meses, mientras sus papás libran una batalla en casa, Ricardo enfrenta sus propias batallas: ¿deberá obligar a su amiga Joana a pagar la apuesta con la que él conseguirá pasar el año escolar?, ¿cambiarán las cosas ahora que sus mejores amigos se hicieron novios?, ¿conseguirá que su hermano Martín deje de tratarlo como si fuera un niño y salga de su burbuja darketa? y, más difícil aún, ¿logrará que sus papás decidan volver a estar juntos? Ante cada una de estas situaciones, Ricardo se ve obligado a tomar una decisión. Sin embargo, al intentar resolver sus problemas, siempre se mete en nuevos aprietos; por fortuna, sus amigos y su ingenio siempre lo ayudan a salir de ellos.