Cuando el planeta y nuestra manera de vivir en él se agotan materialmente, aparecen nuevos imaginarios de lo ilimitado. Son de muchos tipos, pero se pueden resumir, básicamente, en tres: emocional, cognitivo y tecnocientífico. El primero sustituye la promesa fallida de la felicidad, que ha revelado ser un horizonte inalcanzable, por una gestión de las emociones constante e indefinida. En una sociedad caracterizada por la amenaza del fracaso, la gestión emocional de este fracaso es el único margen de acción y de resistencia.