Mi camino es sombrío. Labores y dolor
me promete el agitado mar del porvenir.
Pero, amigos, aún no quiero morir.
Quiero vivir, para pensar, para sufrir.
Y sé que entre penas, ansiedades y congojas
me aguardan placeres todavía:
a veces gozaré las armonías;
a veces lloraré ante una visión,
y quizás en la tristeza de mi ocaso,
el amor lucirá su sonrisa de adiós