La autora nos ubica en el centro de México, «donde la vieja guachichila expresó una resistencia política en términos religiosos; pero sí tenía poder político real». Por su llamado a la revuelta fue considerada “bruja”. «A través de estas causas se vislumbran los esfuerzos truncados de crecimiento social y religioso indígena, las visiones de los vecinos para poner fin al mando del conquistador y para crear una nueva síntesis de las creencias del pasado indígena y del presente colonial.” nbsp;