Probablemente no ha habido a lo largo de la historia un fenómeno tan efímero, y en apariencia tan trivial, que haya conquistado en tan poco tiempo y tan poderosamente el imaginario colectivo global como el selfie. ¿Puede existir una generación, por definición una colectividad amplia de referencia, construida a partir del selfie? Solo de la misma forma que puede existir un mapamundi selfie: si se comienza a edificar lo colectivo desde y únicamente a partir de lo micro. El significado del término selfie refleja con gran fidelidad el mundo actual de los adolescentes y jóvenes. Selfie es, en este sentido, el triunfo definitivo de lo visual en un mundo líquido en el que predomina la inmediatez calculada, el permanente ensayo «esto soy aquí y ahora», quedando la intimidad perfectamente mimetizada con la pública exhibición para el consumo (extimidad): serás visto, serás consumido… o no serás nada.