Bastián, un sórdido abogado de Buenos Aires llega al pueblo de Chillar para lograr la impunidad de un asesinato cometido por el hijo de un influyente político local, sobre de dinero mediante. El hermano gemelo de la víctima está sumido en un silencio patológico: no come ni habla, corre peligro su vida. La justicia, lenta y amiga del poder, no llegará sino a través de una venganza pergeñada por la voluntad común de distintos personajes míticos del pueblo. Hiemal es fría y dura como las tardes pampeanas de invierno, y es por eso que sus personajes celebran tanto cuando un rayo de sol se filtra entre las nubes implacables. Tal podría ser la descripción de la prosa de Pablo Judkovski: dura, implacable e iluminada por una tibieza poética singular.