Pero, a veces, alguien te lanza al suelo en el recreo porque le parece que la forma de tus ojos es rara. Te atacan porque ven un cuerpo vulnerable o un color distinto de piel o un nombre difícil de pronunciar. Piensan que no vas a responder, que te limitarás a bajar la mirada y ocultarte. Y, a veces, para protegerte, para hacer que eso desaparezca, no respondes.
Pero, a veces, te encuentras ubicada en la posición correcta, empuñando el arma correcta, para responder por otro. Y yo lo hice. Respondí con rapidez, con dureza y con furia.