–tu mirada se ahoga–
el fuego palpa une como se interna, calca sus pisadas y cambia lo que toca.
Omnívora
esfera
opaca, el tiempo fluye.
Porque todos circulan en sus aspas, porque
nadie se acerca,
porque el borde es la fuerza del abismo que absorbe, el tiempo fluye,
porque el borde es la fuerza del abismo que exhala, el tiempo
es una esfera, su borde
o contorno es ágil; sus fragmentos, periodos germinales. A veces
estos segundos crecen extraordinariamente
y trascienden la afluencia de otras áreas.
Las áreas principales son cuatro:
El núcleo. Cavidad imantada que transforma y devora los compuestos; asimila tan sólo los despojos que antes, en áreas precedentes, integraron las formas que ella tritura ahora y elimina.
El humus. Área que soporta existencias que crecen del contacto; es lisa, fluida, no presenta corpúsculos, es indiferenciada, cubierta por una substancia adherente, atractiva y viscosa, que llama y desencadena la instintiva integración del ser que la completa.
El borde. Es el perfil externo de la esfera. Su complexión frontal es muy variada, más voluminosa que plana. Presenta actividad constante, formas autónomas, núcleos expansivos y fondos germinales. Los fragmentos que la conforman se expanden indefinidamente y crean a veces espacios muy diluidos de intensa claridad acústica y lumínica. Tiene una apariencia abismal cuando vista del área más externa (halo), esto, secundado por gases de finísimas puntas y matices, la mantiene casi por completo desierta.
El halo. Es una superficie blanda, compacta, que gira en posición anular respecto al borde, tiene una esponjosa opacidad afelpada que impregna la conciencia que flota entre sus aspas.
Sus aspas: el contorno foliar estático que envuelve con sopor habitual la forma de sus seres,
aquí descansan,
y flotan, y se abstienen;
sólo a veces
detectan,
entre sueños,
la incitante emanación lumínica del borde, huelen su afluencia,
escuchan,
la presienten; unos (los más) se aferran
con renovada fuerza entre las aspas,
otros
bajan con cautela o dejan
que la atracción los cubra
en oblación hipnótica y los jale;
aquí,
giran intentan sueltan y salpican huyen la succión liminal incisiva cadencia vuelven deslumbrados, jadeantes, inhibidos
a la abundancia quieta de sus aspas,
otros
bajan al borde y permanecen,