La fiebre

CUIDADO… remataaaaaaa… y hay ¡¡¡GOOOOOOOOOOOL, golazo de Botafogo, señoras y señores, un re-mate rasante que se cuela pegado al palo izquierdo, le sacó un poco de pintura, y la bola al fondo de la REEEED…!!!

¡Estamos viviendo un partido electrizante! —vociferaba Wanderley Boca Negra en su cabina—. ¡La pelota la tiene Botafogo, Clem-son la lleva por la banda derecha, la impulsa, la desplaza, la maneja, la detenta, la gobierna, la domina, y ahora la pasa, la brinda, la combina, la enlaza, la juega, la entrega para que aparezca Gilmar, se acomoda Gilmar, se saca a un hombre, entra al área chica Gilmar, CUI

. Las explosiones de algunas bombas de ruido provocaron pánico y euforia en la masa, como si fueran cañonazos que presagiaban la batalla.

serpentina y el papel picado inundaron las galerías como miles de mariposas multicolores que el viento elevaba por sobre las cabezas de todos los espectadores.

salida de los equipos fue espectacular. La mitad del estadio desapareció tras el humo de los extintores y las bengalas

Clemson y Gilmar, por su parte, no hablaban entre ellos, no hacía falta.

para jugar contra Botafogo.

Y tú? —preguntó—, ¿eres su amigo o solo lo usas para escribir tus crónicas y trepar en el diario del colegio?

Luego se fue y me dejó dado un golpe bajo que no supe responder. Me hice la misma pregunta: ¿me interesa realmente Pepinho como persona o solo como jugador?, ¿estoy con él porque soy su amigo o porque me da material para escribir y cultivar mi propia fama?

Clemson y Gilmar afirman que ganarán el encuentro”. La otra parte tituló: “Hermanos Arosio reconocen superioridad de Sao Jacinto”. Yo escribí una crónica que titulé: “Dos contra uno, así no vale

“Pepinho se atemoriza ante los hermanos Arosio”.