La reproducción sexual no constituye una replicación. De la misma manera que una población se ve contaminada por otras poblaciones, así la posteridad individual es contaminada por su pareja sexual. Tus hijos son sólo la mitad de ti, y tus nietos, sólo una cuarta parte. En el transcurso de unas cuantas generaciones, lo más que puedes esperar es un gran número de descendientes, cada uno de los cuales sólo tendrá una pequeña porción de ti —unos cuantos genes— aun cuando unos pocos lleven, no obstante, tu apellido.