«Cada hombre lleva en él un jardín ideal. El de Louis- Guillaume Giblet de Montfaury aliaba delicadeza y exuberancia, frescor y negrura. Ese jardín, luminoso y tenebroso, mezclaba el perfume de los recuerdos de infancia con efluvios de mundos lejanos y desconocidos; sus raíces brotarían en los viajes de un joven botánico, que invertiría años soñándolo y una vida entera para que surgiera de la suave tierra de Francia». Desde siglos atrás, los muros de un convento protegieron ese edén, hasta que un promotor inmobiliario se propuso arrasarlo. Lou Necker, la roquera que apareció estrangulada en el parque Montsouris, se opuso violentamente a la operación Tolbiac-Prestige. Toda la policía busca a su presunto asesino, Brad Arcenaux, un jardinero de origen americano. Sin embargo, para Ingrid Diesel su amigo Brad es el hombre más tierno del mundo aunque tenga el aspecto de un ogro. Solo debe demostrar su inocencia al insoportable comandante Sacha Duguin. Ingrid iniciará una investigación, junto con su inseparable compañera Lola Jost, que las llevará al paraíso del botánico, al pasado que compartieron Ingrid y Brad, y a descubrir los siniestros misterios de Tolbiac-Prestige. Con unos diálogos al estilo del director de cine Jackes Audiard y fragancias que brotan de briznas de hierba, Dominique Sylvain nos demuestra su gran talento, igual que Ingrid y Lola, los personajes que el lector conoció en El pasadizo del Deseo, novela ganadora del Premio Elle Policier 2005 que conceden las lectoras.