El acuerdo de paz colombiano con la guerrilla de las FARC buscó poner fin a cincuenta años de guerra y le valió al presidente Juan Manuel Santos el Premio Nobel de Paz. Sin embargo, la sociedad colombiana rechazó el acuerdo en un plebiscito polarizante, celebrado en medio de una emotiva campaña de desinformación. Gwen Burnyeat se unió a la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, la institución gubernamental a cargo de las negociaciones de paz, para observar y participar en una estrategia innovadora de «pedagogía de paz» que tenía el propósito de explicar el acuerdo a la sociedad colombiana. Esta etnografía multiescalar revela los desafíos que los oficiales del gobierno experimentaron al comunicarse con audiencias escépticas y al intentar traducir el contenido del acuerdo a la opinión pública. Burnyeat plantea que el proceso de paz se vio perjudicado sobre todo por las relaciones gobierno-sociedad, inmersas en lógicas culturalmente liberales y moldeadas por las políticas de donantes internacionales. La cara de la paz muestra el caso colombiano como un espejo en el que aparece reflejada la crisis del liberalismo del Norte global y en el que se desvanece la ilusión de racionalidad que tanto desvela al liberalismo y condiciona sus reacciones a la 'posverdad'.