Años 30 del siglo XX en España. Con la proclamación en 1931 de la II República española, se produce un intento de poner fin al “analfabetismo” crónico español, mediante la creación de nuevas escuelas primarias públicas; surgen nuevas corrientes pedagógicas (institución libre de enseñanza) y nuevos experimentos educativos (misiones pedagógicas).
En el curso escolar 1934–1935, mediante concurso de méritos, se designa para la Escuela rural de Bañuelos de Bureba, pequeña aldea de Burgos, al maestro catalán Antonio Benaiges.
El objetivo del maestro es claro: enseñar a los niños a escribir y pensar libremente, dando suelta y desarrollando su imaginación; utiliza para ello: la técnica pedagógica Freinet, la imprenta escolar y el gramófono.
En julio de 1936 Antonio Benaiges será fusilado y enterrado en la fosa común de la Pedraja.
Tras más de 70 años de silencio y con la Ley de Memoria Histórica española de 2007, comienzan a desenterrar de fosas comunes a los olvidados asesinados por el franquismo de la Guerra Civil. Aparece la historia del maestro Antonio Benaiges y los cuadernos escolares de Bañuelos de Bureba. En el cuaderno especial titulado: “El Mar” (visión de unos niños que no lo han visto nunca) los niños describen el mar con tanta belleza que es todo un poema. Alumnos (abuelitos que aún viven), recuerdan y hablan. Finalizado el curso escolar, en julio de 1936, ya debería haber vuelto el maestro a tierras catalanas, pero se queda en Bañuelos con la intención de gestionar el trasporte, buscando un autobús, para trasladar a los niños de su Escuela a una finca familiar de Tarragona y cumplir la promesa hecha: conocer por primera vez el mar. Esa promesa le costaría su vida.