, las mentes flexibles se parecen más a la arcilla. Poseen un material básico a partir del cual obtienen distintas formas. No son insustanciales (como podría serlo una mente líquida, sin principios ni convicciones) pero tampoco están definidas -de una vez por todas- como las mentes pétreas. La mentes flexibles pueden avanzar o retroceder: modificarse, reinventarse, crecer, actualizarse, revisarse, dudar y escudriñar en ellas mismas, sin sufrir trauma alguno. Asimilan las contradicciones e intentan resolverlas. No se aferran al pasado ni lo niegan, más bien lo asumen de una manera constructiva sin perder la capacidad crítica. Las mentes abiertas muestran una fortaleza similar a la que el taoísmo le atribuye al bambú, del que se dice que es elegante, erguido y fuerte, hueco por dentro, receptivo y humilde, se inclina con el viento pero no se quiebra. Para los seguidores de Lao Tse la suavidad y la flexibilidad están íntimamente relacionadas con la vida, mientras la dureza y la rigidez están asociadas a la muerte