Los Buddenbrook

y la profunda convicción de que un día sería recompensada, allá arriba, de su enfadosa y oscura existencia, para lo cual tenía que soportar estas pequeñas luchas

de aquella mujer que jamás le diera la felicidad

Le gustaba pasear por la clase a grandes zancadas y pronosticar el porvenir de alguno de los alumnos, sin duda para ejercitar su fantasía.

Siempre estaba a vueltas con sus curiosidades prosódicas.

prevenciones entre la gente de un severo tradicionalismo como los Möllendorpf, Langhals y Buddenbrook

si me decidiese a revelar mis sufrimientos íntimos, pero…

porque el menguado y negro corazón terrenal…

debería existir ninguna grieta en el edificio que, con ayuda de Dios, hemos levantado! Una familia debe estar unida, debe llevarse bien, padre… De otro modo la desgracia no tarda en llamar a la puerta…

Y allí, cerca de la ventana, con las manos cruzadas a la espalda, paseaba Johann Buddenbrook, con aire indolente.