Los pocos estudios que se han realizado sobre los inmigrantes judíos que llegaron a Bogotá durante la primera mitad del siglo XX han establecido que una gran mayoría de ellos siguió el mismo patrón al verse enfrentados a la necesidad de reconstruir su vida en la ciudad. Primero, fueron vendedores ambulantes que experimentaron un gran éxito gracias a la implementación de créditos flexibles dirigidos a los habitantes más pobres de la ciudad y, después, se convirtieron en comerciantes que dieron el salto a la industria. Sin embargo, el libro de Enrique Martínez Ruiz establece que, además del comercio y la industria, las inversiones inmobiliarias fueron una estrategia fundamental desplegada por muchos inmigrantes judíos en Bogotá, en su mayoría asquenazíes. El negocio inmobiliario les permitió reconstruir su vida, tanto a nivel individual como comunitario, integrarse a la sociedad colombiana y tomar parte en su proceso de modernización. De esta manera, muchos de ellos se convirtieron en prósperos constructores, que renovaron las edificaciones de origen colonial y decimonónico del centro histórico de Bogotá, y también en prolíficos urbanizadores, que promovieron la expansión de su espacio urbano. A su acción se deben muchos de los edificios de apartamentos que se comenzaron a construir desde finales de la década de 1930 y un gran número de barrios obreros. Quinta Sión. Los judíos y la conformación del espacio urbano de Bogotá revela el papel fundamental que desempeñaron los inmigrantes judíos y sus descendientes en el proceso de conformación del espacio urbano de Bogotá durante el siglo XX.