En lo desconocido siempre estuvo el misterio, en el misterio la intriga de seguir, de vivir, de sentir y, en ello, un mecanismo de protección que se vio afectado, modificado y asombrosamente transformado por esas ganas de continuar, por esa insaciable necesidad de creer que la vida aún tiene algo más que dar que, para amar hay que perdonar, que el fin puede curar y regalar la posibilidad de avanzar y que las respuestas a esas grandes preguntas las posees tú, nada más.