Esta suite de seis piezas de ensayo literario personal, en la que el mecanismo de la escritura es protagonista, escritas con gesto irónico y lúdico, socarrón y tempestuoso, si bien críticas y realistas, siguen la estela de autores para quienes la crítica social es compatible con una dosis de autoflagelación. Digamos G. K. Chesterton o Karl Kraus. En ellos se une la reflexión personal a la vivencia contemporánea para intentar la ansiada fusión entre vida y literatura.
Sin más armas que la beligerancia de ánimo y una prosa de filo, Luis Bugarini ejecuta estos apuntes sobre lo que sucede a su alrededor, en un entorno en el que la falta de confianza y la disrupción constante interrumpe la comunicación con el otro. La poesía aún destella como una épica personalísima para escapar al naufragio colectivo porque al final la escritura y la poesía son las que carecen de cualquier culpa.