Yo soy mi casa

No, yo no lo creo. Es que no entiendo por qué en el mismo mundo puedan existir esos animales y yo.

sus ojos de agua verde, que hacían olvidar su piel abrupta

sufre cuando nos burlamos de su torpeza, cuando nos reímos de sus cantos, cuando nos fastidia platicar con él y lo mandamos lejos, cuando los mayores platicamos en el seno de un círculo del que él considera humillante ser expulsado…

Que la tristeza de Pita Román sirva para evitar la tristeza de otras niñas. Y de otros niños.

Reconstruye con amoroso deleite cada lugar, su geografía y su historia.

En vez de capítulos está dividida conforme al plano de una casa, su casa: recámaras, halls, corredores, jardín, patios, sala, comedor, baños, estancias, sótanos, cocina y cuartos de la servidumbre.

porque empezó a escribir realmente sin estar preparada para eso y sin formación alguna.

Olvida que el destino de toda obra de ficción es temporal y pone en práctica —como la moderna poesía no narrativa— una estructura aparentemente paradójica: fuera del tiempo, pero inscrita en la historia.

Mis memorias. Una especie de novela. Mis recuerdos de niñez. La niñez es horrible, angustiosa. Se llena uno de traumas”.

Me quedé atónita. ¿Qué había detrás de esa fachada? ¿Qué había habido detrás de esos muros de piedra gris ornada de azulejos?
¡Detrás de esa fachada no había nada, absolutamente nada! Ni familia, ni humanidad, ni cariño.