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Silvia Plath

La Campana De Cristal

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  • Beatriz AChas quoted7 years ago
    Así que empecé a pensar que tal vez fuera cierto que casarse y tener niños equivalía a someterse a un lavado de cerebro, y después una iba por ahí idiotizada como una esclava en un estado totalitario privado.
  • Grullohas quoted5 years ago
    porque donde quiera que estuviera sentada —en la cubierta de un barco o en la terraza de un café en París o en Bangkok— estaría sentada bajo la misma campana de cristal, agitándome en mi propio aire viciado.
  • Sayuri Lopez Romerohas quoted5 years ago
    Era como si lo que yo quería matar no estuviera en esa piel ni en el ligero pulso azul que saltaba bajo mi pulgar, sino en alguna parte, más profunda, más secreta y mucho más difícil de alcanzar.
  • Naomi malloyhas quoted5 years ago
    Me sentía muy tranquila y muy vacía, como debe de sentirse el ojo de un tornado que se mueve con ruido sordo en medio del estrépito circundante.
  • Liliana M.has quoted6 years ago
    —La voz de Irwin se alteró sutilmente—: ¿Cuándo te voy a ver?
    —¿Quieres saberlo verdaderamente?
    —Mucho.
    —Nunca —dije, y colgué con un gesto resuelto.
  • Mariana Weasleyhas quoted6 years ago
    Debería haber, pensé, un ritual para nacer dos veces: remendada, reparada y con el visto bueno para volver a la carretera.
  • Mariana Weasleyhas quoted6 years ago
    Me sentía muy tranquila y muy vacía, como debe de sentirse el ojo de un tornado que se mueve con ruido sordo en medio del estrépito circundante.
  • b3793067585has quoted7 years ago
    Me sentía muy tranquila y muy vacía, como debe de sentirse el ojo de un tornado que se mueve con ruido sordo en medio del estrépito circundante.
  • Diana Gotschalhas quoted3 days ago
    Cuando le preguntaron a un antiguo filósofo romano cómo quería morir, respondió que se abriría las venas en un baño tibio. Pensé que sería fácil, acostada en la bañera y viendo el rojo florecer de mis muñecas. Flujo tras flujo, a través del agua clara, hasta que me hundiera para dormirme bajo una superficie llamativa como las amapolas.
    Pero cuando llegó el momento de hacerlo, la piel de mi muñeca parecía tan blanca e indefensa que no pude. Era como si lo que yo quería matar no estuviera en esa piel ni en el ligero pulso azul que saltaba bajo mi pulgar, sino en alguna parte, más profunda, más secreta y mucho más difícil de alcanzar.
    Se necesitarían dos movimientos. Una muñeca, luego la otra. Tres movimientos, si se contaba el cambiar la hoja de afeitar de una mano a otra. Entonces me metería en la bañera y me echaría.
  • Diana Gotschalhas quoted3 days ago
    Nunca llegarás a ninguna parte así.
    Llevaba veintiuna noches sin dormir.
    Pensé que la cosa más hermosa del mundo debía de ser la sombra, el millón de formas animadas y callejones sin salida de la sombra. Había sombra en los cajones de los escritorios y en los armarios y en las maletas, y sombras bajo las casas y los árboles y las piedras, y sombra tras los ojos y las sonrisas de la gente, y sombra, kilómetros y kilómetros de sombra, en el lado de la tierra en que era de noche.
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