La segunda vez que la vemos, descubrimos una serie de pormenores y elementos secundarios que nos habían pasado desapercibidos, lo cual es lógico si tenemos en cuenta que ya conocemos el tema central, con lo que podemos prestar mayor atención a elementos como el vestuario, los decorados, la música o los semblantes y expresiones, por ejemplo. De esta forma nuestro análisis se va haciendo cada vez más profundo.