En Josefine y yo, dos cuadernos de un diario que se inicia poco antes del primer aniversario de la caída del Muro de Berlín, Joachim, un joven economista, conoce casualmente a Josefine K., una ex cantante de setenta y cinco años. Ella lo invita a tomar el té y a partir de ese día Joachim acude todos los martes a casa de Josefine. Tanto ella como sus hábitos pueden calificarse de extravagantes, y es políticamente incorrecta e irreverente. La polémica está servida. Enzensberger hace así un repaso de la situación de Alemania y se permite una mirada crítica a la modernidad. Desde la Segunda Guerra Mundial –los días de gloria de Josefine— hasta el presente, desfilan aquí personajes estrafalarios y situaciones dispares. Sólo Fryda, judía polaca salvada del Holocausto por Josefine, pone a Joachim al corriente de la no tan bella realidad de su frívola señora. «No podemos evitar pensar que es él quien se esconde detrás de la vieja dama, para poder, por fin, hablar –y provocar— sin exigencias intelectuales, y transmitirnos su personal crítica de la cultura» (Gabriele von Arnim, Deutschlandradio Kultur).