Alguna vez creí que se podía evitar el pago o, por lo menos, que podía ser muy rebajado, que era posible obtener casi lo mejor de ambos mundos. Pero esto, creo, era ilusión. El precio del intelecto y del espíritu nunca goza de una significativa rebaja. A Lawrence le pareció muy alto y propuso que devolviéramos la mercancía y exigiéramos la devolución de nuestro dinero.