En Domingo de summertime, Itzel Guevara perfila a diez protagonistas de diversas edades y ocupaciones que se reúnen en torno a la ansiedad, a la inseguridad emocional y a la nostalgia: unas hermanas peluqueras que comparten todo, un ama de casa que se regocija en su eficiencia, una florista que aspira a ser como Lady Di, una joven discípula de Janis Joplin, un comentarista cuya madre está enferma, una escritora vulnerable y vulnerada.
Este libro es un viaje a través del desasosiego, es vivir en ciudades lejanas, sentir el peso de la soledad y la distancia, es un constante vértigo al filo de la nada, y aunque algunos de sus personajes ceden ante la adversidad, también están los que se resignan, los que aceptan su tristeza como sacrificio y se lo ofrecen al amor.
Por las emociones que sufren los protagonistas, y por tratarse de un compilado de historias relacionadas con el machismo, el acoso, el abuso y la depresión, Domingo de summertime podría ser una lectura incómoda para algunos, porque muestra lo perturbador que puede llegar a ser existir, no tener control sobre ningún acontecimiento y estar consciente de ello.