Domingo de summertime

y entonces no supo a dónde ir. Sabía que tenía una casa, pero qué importaba, una casa debería ser algo más que un lugar donde dormir, debería ser el camino de vuelta, o tener el deseo de volver, debería ser una guarida contra el mundo, una muralla, una fortaleza, una realidad creada aunque ésta solo constara de una cocineta, una recámara y un baño.

Las otras clientas la rodean y la incitan a que hable, a que saque su dolor, porque el dolor es el peor veneno que hay, si te lo tragas te va comiendo poco a poco, te va destruyendo por dentro, mira tú, ¿por qué crees que hay tanta mujer con cáncer de seno y de matriz?

A veces, esperar le parecía la peor palabra del mundo, casi un insulto, le daba rabia.

Pero el destino es un hijo de puta y tarde o temprano termina cobrándote todo.

las palabras madre enferma constituyen un irrebatible binomio emocional al que difícilmente se le puede negar algo.

Tú y yo era la estúpida película con final feliz que en el fondo siempre estoy buscando.

En mi cabeza dibujé un diagrama de Venn mostrando la intersección de dos conjuntos, donde yo era A, Camilo B, y el área donde ambos círculos se superponían A-B, nuestra recién inaugurada intimidad.

Sí, es cierto que recién habías puesto punto final a esa relación, si es que así se le puede llamar a lo que tuvieron, punto final que él había interpretado como punto y seguido porque continuaba buscándote, llamándote para decirte cuánto pensaba en ti

Dejándote poemas entre los libros, pidiéndote que hablaran, asegurándote que las cosas se podían salvar. Tú solo lo escuchabas, no respondías, ya no respondías porque estabas convencida de que no había marcha atrás.

Se besaron, y como necesariamente sucede, el beso es siempre el principio.