«El hecho de que la totalidad de lo que nos está psicofísicamente dado no es [ser = simple presencia de la naturaleza. (N. del A.)], sino que, más bien, vive, es la clave de la historicidad. Y una autorreflexión que no esté dirigida hacia un yo abstracto, sino hacia la plenitud de mi propia mismidad, me encontrará históricamente determinado, de la misma manera como la física me conoce en cuanto cósmicamente determinado. De igual modo como soy naturaleza, soy también historia […]»