lo que hace Messi es todo lo contrario: crea lenguaje, lo activa, nos despierta el sentido de la lengua, el ingenio, las asociaciones menos obvias, la poesía. Necesitamos describir con palabras lo que vemos, si queremos estar a la altura de sus actuaciones. No solo provoca que hurguemos en nuestra memoria –o en el diccionario de sinónimos– para encontrar elogios superlativos, sino que nos obliga a ser más inteligentes para no repetirnos