El cardenal Carlos Amigo comparte aquí unas reflexiones nacidas del afecto y de la gratitud, con quienes han sido, en el ministerio episcopal, los mejores y más inmediatos colaboradores y maestros que con admirable paciencia le enseñaron lecciones inolvidables de su propia vida sacerdotal, de su experiencia pastoral, de su entrega sacrificada al servicio de todos.