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Norman Mailer

  • Adal Cortezhas quotedlast year
    En periodismo, recuerda con frecuencia la periodista Janet Malcolm, es inevitable tomar partido, lo importante es decirlo.
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    Mailer fijó su atención en las bambalinas emocionales del zeitgeist americano: entró a la cocina y describió el almuerzo, lejos del relato cronológico y factual de las campañas al que estamos acostumbrados. Él lo describe comentando una nota del New York Times a la que recurre para contar un suceso en el que, admite, no estuvo: «… no estaba mal, pero el Times no estaba dispuesto a convencer a sus periodistas de que no es posible contar bien algo sin sus matices».
    Si no inigualables, las dos crónicas permanecen inigualadas.
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    A menos que se le conozca bien, o que haya un ingente trabajo preparatorio, es prácticamente inútil entrevistar a un político. Su mente está acostumbrada a responder preguntas políticas. Cuando ha decidido por fin postularse a la presidencia, probablemente ya haya contestado un millón. O eso es lo que habrá hecho si ha estado en política veinte años y ha respondido a una media de ciento cincuenta preguntas de esta clase por día, una cifra nada inverosímil. Sorprender a un político bregado con una pregunta es casi tan difícil como propinar un gancho a un boxeador profesional. De modo que es imposible sacar demasiado de las entrevistas con los candidatos. Sus dientes estarán bien blanqueados, sus ademanes suaves y agradables, su porte atractivo, y será tan explícita en el movimiento de sus mandíbulas su habilidad para eludir la pregunta y contestar lo que quiera como la habilidad de masticar un pedazo de carne. Entrevistar a un candidato es algo casi tan íntimo como verlo por la televisión. De modo que es más fácil captar la esencia de su campaña estudiando sus actividades más anecdóticas.
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    La fuerza moral del vegetariano, el pacifista y el nacionalista han quedado tan lejos de constituir un poder real —violencia infantil—, que dicha fuerza moral exhibe una flaqueza, una agudeza y ferocidad que sólo pueden hacer alusión a mundos desaparecidos: precisamente esos mundos sensuales de corrupción, promiscuidad, latrocinio, alianzas políticas forjadas en borracheras y ese sentido de la propiedad que es fundamento de todas las relaciones políticas.
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    Cuando Kennedy murió, su tristeza fue doble. Fue una tristeza apasionada por la pérdida de tal valiosa y elegante luz —como todo el mundo, quería a Bobby Kennedy cinco veces más desde que había muerto—; algunas vidas tienen la capacidad de iluminar con su muerte.
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    Hacía algunos años, en 1960, el cronista había podido ver a Eugene McCarthy en dos ocasiones. Durante la convención demócrata de Los Ángeles que nominó a John F. Kennedy como candidato, McCarthy había pronunciado un discurso en apoyo a otro de los candidatos. Fue el mejor discurso por la nominación que el cronista hubiera escuchado jamás. Escribió sobre él utilizando las corridas de toros como metáfora:
    … Mantuvo en vilo al auditorio como un torero… reuniendo sus emociones, liberándolas, creando nuevas emociones en la estela de las anteriores, acercando los pases cada vez más a medida que se acercaba el momento de entrar a matar. «No den la espalda a este hombre, que nos hizo sentir orgullosos de ser demócratas, no dejen tirado sin honor a este profeta de su partido.» McCarthy continuó, con la muleta afanada en los naturales. «Sólo un hombre quiso hablar con sensatez a los americanos. Dijo que la promesa de América es la promesa de la grandeza… Ésta fue su llamada a la grandeza… No se olviden de este hombre… Damas y caballeros, les presento no al hijo predilecto de un estado, sino de cincuenta estados, el hijo favorito de todos los países que sin conocerlo se muestran fascinados al oír su nombre.» Confusión. La entrada a matar. «Damas y caballeros, les presento a Adlai Stevenson, de Illinois.» Orejas y rabo. Patas y toro. Un estruendo se elevó, como cuando Bobby Thomson dio una vuelta al campo de béisbol en Polo Grounds y los Giants le ganaron el campeonato a los Dodgers en el tercer partido complementario en 1951. Las muestras de apoyo se derramaron como una cascada, la galería se puso en pie y el recinto deportivo sonó como el interior de un tambor que indica la marcha.
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    «Quienes hacen imposible la
    revolución pacífica
    convierten en inevitable la
    revolución violenta»
    John Fitzgerald Kennedy
  • Álvaro Ruiz Rodillahas quoted2 years ago
    país atravesaba un momento dramático, una suerte de frenesí escatológico. Tras el asesinato de Robert F. Kennedy, John Updike había anotado que quizás Dios había retirado su bendición a Estados Unidos.
  • Álvaro Ruiz Rodillahas quoted2 years ago
    puritanismo, el calvinismo, el conservadurismo y el golf aún daban a los wasp una fe americana, más intensa que la fe que tenían los cosmopolitas, los internacionalistas, los sindicalistas, los militantes negros, los militantes de la Nueva Izquierda, los enganchados, los tribunos de la juerga, las pandillas mafiosas, los intrigantes de la política, los jugadores profesionales, los bandidos, los grupos de presión demócrata, los miembros de las asociaciones agrarias y los funcionarios del Gobierno
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    Pero el humor cambia. Cuando están borrachos surge la agradable tristeza de las noches de primavera, la certidumbre de que toda esperanza y toda nostalgia se alza contra la odiosa usura del tiempo. Un agradable estado de ánimo.
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