-Te quiero tanto que me duele-dijo entonces.
La obligue a mirarme a la cara. Cogí su rostro entre mis manos y busque sus ojos con los míos.
- ¿Por qué lloras?
Siempre me saltaba la alarma con Noah, siempre sentía que había una parte de ella que estaba a kilómetros de mí, una parte que ella mantenía oculta, y me hacía sentir que no era mía por completo, que no lo sería hasta derrumbar esa barrera que sabía seguía ahí, entre los dos.
-Prométeme que nuca vas a dejarme-dijo entonces.
¿Cómo podía dudarlo siquiera? ¿No entendía que la amaba más de lo que se podía amar a nadie en toda una vida? ¿No comprendía que sin ella mi mundo era una noche oscura, un universo sin planetas, sin estrellas, sin nada?
-Nunca en la vida te dejaré.
Sus ojos parecieron aliviados un segundo y felices después.
Posé mis labios sobre los suyos, sellando mí promesa.