El error opuesto consiste en ignorar la ciencia. Como advirtió San Agustín, esto desprestigia el evangelio. Es también una actitud oscurantista que no encuentra apoyo en la Escritura. En Romanos 1:20 Pablo alude a Dios, y escribe: “Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa”. Si, por tanto, podemos aprender cosas acerca de Dios como Creador a partir del universo visible, ciertamente nos incumbe usar la mente que Dios nos ha dado para pensar en cuáles son esas cosas, y relacionar así la revelación general de Dios en la naturaleza con su revelación especial en su Palabra, de modo que podamos regocijarnos en ambas. Después de todo, fue Dios quien puso aquí el universo, y sería muy extraño que no tuviéramos interés en él