En el tantra la mujer deviene el reflejo de la energía divina del cosmos, transmisora de su luz y fuente inagotable de su creatividad y belleza. El olimpo tántrico está constituido por diosas que combinan arquetipos aparentemente contradictorios, desde la más dulce maternidad y compasión, al erotismo más explícito o la violencia más gráfica. Esta contradicción es un juego