Tal vez nos vengan aquí a la memoria aquellas palabras que Evelyn Waugh pone en labios de la emperatriz Elena en ocasión del hallazgo de la cruz evocando el recuerdo de los sabios de Oriente. Les dice ella: Vosotros habéis llegado tarde, al igual que yo. Los pastores, y hasta las bestias, llegaron antes que vosotros. Ya estaban reunidos con el coro de los ángeles cuando vosotros ni siquiera os habíais puesto en camino. Por vuestra causa tuvo que relajarse un poco hasta el estricto ordenamiento del cielo. Queridos primos, rogad por mí, rogad por los grandes de este mundo, rogad por todos los eruditos y las almas delicadas, que no queden totalmente olvidadas ante el trono de Dios cuando los sencillos hagan su entrada en su reino (cita no textual de H. Maier, «Der Humanist und der Ernstfall», Internationale Katholische Zeitschrift Communio 8 [1979]: 66 s.).