Daphné B

Que este cuerpo se mantenga en pie. Que se encuentre bello. Que pierda el tiempo solo para parecerse a un pájaro. Porque cuando me doy a mí misma tiempo, también me doy vida.

Una mujer que se ama, aunque sea cinco minutos frente al espejo de un bar, es una mujer que se sostiene en su poder, que no necesita la mirada del otro para existir. Esa mujer da miedo.

Porque la parte de nosotros mismos que reconocemos en el otro nos repugna

Son consejos que me tranquilizan cuando tengo un nudo en la garganta sin razón. Son palabras en las que quiero confiar

La trabajadora recupera la posesión de una fracción de algo inaceptable y hace brillar su cuerpo muchas veces ignorado, picoteado, inflado, estancado.

la mujer [cis] se toca todo el tiempo, sin que nadie se lo pueda prohibir, pues su sexo está hecho de dos labios que se besan continuamente. Así, en sí misma, ella ya es dos […] follando.

Uno de los rostros de la autenticidad se encarna, entonces, en el banal odio que una se tiene a sí misma.

En la industria de la influencia, el acto de consumo es visto como un gesto unificador e íntimo. No estás comprando un producto, estás comprando a una persona de carne y hueso, una presencia.

La empresaria, activista política, feminista negra y filántropa hizo de la comunidad la piedra angular de su éxito, forjando lazos afectivos presenciales con otras mujeres, mientras comercializaba sus productos.

Varias mujeres emprendedoras de principios del siglo XX nos enseñan que el mercado de la cosmética, entonces en pleno auge, fue uno de los primeros sectores en plantear técnicas de venta basadas en los lazos sociales, los consejos de “amigas”