A pesar de la derrota de Kaspárov y otras posteriores, como la fulminación del representante humano en una partida del milenario juego del Go, se había instalado un nuevo marco conceptual: las máquinas nos iban a sustituir en los procesos mecánicos y repetitivos, pero nunca en aquellos creativos. Este es, quizás, el tema que más ha cambiado recientemente, ya que la competencia ha aparecido en campos que se consideraban el último bastión en el que la humanidad iba a ser por mucho tiempo imbatible: la imaginación y la creatividad.