José Revueltas

  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quoted2 years ago
    cuestión se explica porque lo terrible es siempre inaparente. Lo terrible no es lo que imaginamos como tal: está siempre en lo más sencillo, en lo que tenemos más al alcance de la mano y en lo que vivimos con mayor angustia y que viene a ser incomunicable por dos razones: una, cierto pudor del sufrimiento para expresarse; otra, la inverosimilitud: que no sabremos demostrar que aquello sea espantosamente cierto.
  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quoted2 years ago
    horror radica en que no son horrorosos de un modo completo, sino apenas
  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quoted2 years ago
    Ahora, mirando a todos juntos, me doy cuenta en qué consiste el horror que hay en ellos, el horror que inspiran. Simplemente, se trata de un horror diferido, un horror a punto de ser.
  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quoted2 years ago
    Quienes organizan este festival –bien, es el espíritu del mexicano– han perdido el sentido de las proporciones del horror.
  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quoted2 years ago
    mexicanos, no existe el horror: de tal modo estamos acostumbrados a él.
  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quoted2 years ago
    realidad necesariamente debe ser ordenada, discriminada, armonizada dentro de una composición sometida a determinados requisitos. Pero estos requisitos tampoco son arbitrarios; existen fuera de nosotros: son, digámoslo así, el modo que tiene la realidad de dejarse que la seleccionemos.
  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quoted2 years ago
    que sólo sobre la línea de este realismo dialéctico-materialista se podrá llegar a escribir en nuestro país la gran novela mexicana
  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quoted2 years ago
    actividad de militante marxista-leninista.
  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quoted2 years ago
    el grupo de “políticos”–, que aguardaba ahí lleno de inquietudes, en la oscuridad.
  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quoted2 years ago
    trayectoria de postigos cerrados, de horizontes prisioneros, donde no se imaginaba siquiera la esperanza, el anhelo no tenía sitio, y únicamente, latiendo, estaban el miedo y el rencor.
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