Las perlas de las cavernas o pisolitas son espeleotemas que tienen formas circulares, similares a las bolas o canicas (figura 38). Se forman en pequeños charcos de aguas en los que, a partir de un punto de nucleación, por lo general un fragmento detrítico, el carbonato precipita y la propia energía del agua genera un movimiento centrífugo, relativamente continuo, que va posibilitando su crecimiento en todas las direcciones del espacio. Son comunes, por tanto, en zonas de las cuevas donde el goteo del agua es casi constante.