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Frédéric Beigbeder

  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    –Por supuesto –tiembla Jef–, la agencia se compromete a ceñirse a lo que les hemos mostrado.
    Y la conversación continúa así durante horas. Cae la noche. Y tú lo anotas todo, escrupulosamente, como un notario –el escriba del desastre contemporáneo–. Porque esta reunión no es un simple «detalle» de la historia de la Tercera Guerra Mundial.
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    –Nuestro valor último –acabó soltando Duler– es el amor. Nuestros clientes compran amor –(eso le gustará a Tamara, piensas)–. ¡No estamos vendiendo un yogur, sino leche materna! Es por eso por lo que somos worldwide. ¡El amor es mundial! ¡Hay que pensar worldwide! ¡Reflexionar worlwide! ¡Cagar worlwide! Creo que ésa es la vocación de Delgadín
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    La estilista al borde del ataque de nervios extiende veinte pares de gafas de sol sobre la mesa para que el cliente pueda elegir cuáles llevará Tamara sobre la cabeza. Al cabo de veinte minutos, acaban decidiendo llevarlas todas al rodaje para elegirlas in situ. (Se decide, pues, no decidir nada.)
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Con todas estas cosas que te pertenecen, y la vida confortable que llevas, lógicamente, estás obligado a ser feliz. ¿Por qué no lo eres? ¿Por qué hundes sin cesar tu nariz en la farlopa? ¿Cómo se puede ser infeliz con 2 millones de euros en la cuenta bancaria? Si tú estás abajo de todo, entonces, ¿quién está arriba?
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Has vaciado el depósito de hielo en el suelo. Resbalas y te quedas tumbado sobre diez centímetros de nieve triturada. Te ahogas en cubitos fríos. Podrías quedarte dormido en medio de esos miles de icebergs. Hundirte como una aceituna en medio de un vaso gigante. Absolut Titanic. Flotas sobre una pista de hielo artificial. Tu mejilla helada se adhiere al embaldosado. Debajo de tu cuerpo hay suficiente hielo para refrescar a un regimiento; y, sin embargo, eres un regimiento en plena retirada de la campaña de Rusia. Lames el suelo. Te tragas la sangre que chorrea directamente de tu nariz a la garganta. Tienes el tiempo justo para llamar a una ambulancia desde tu móvil antes de desmayarte
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    III. Él

    Pero era la época en que los países ricos, erizados de fábricas, repletos de almacenes, habían descubierto una nueva fe, un proyecto digno de continuados esfuerzos por parte del hombre desde hacía milenios: convertir el mundo en una única e inmensa empresa.
    RENÉ-VICTOR PILHES,
    L’Imprécateur, 1974
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Cada mañana, pasea por el parque haciendo eslalon entre los robles centenarios y los enfermos mentales. Sólo lee a escritores suicidas: Hemingway, Kawabata, Gary, Chamfort, Séneca, Rigaut, Petronio, Pavese, Lafargue, Crevel, Zweig, Drieu, Montherlant, Mishima, Debord, LamarcheVadel, sin olvidar a las chicas: Sylvia Plath y Virginia Woolf. (Alguien que sólo lee a autores que se han suicidado es alguien que lee mucho.)
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Como todo, la publicidad también ha tenido sus modas: en los años cincuenta fueron los juegos de palabras con retruécano; en los años sesenta, la comedia; en los años setenta, las bandas juveniles; en los años ochenta, el espectáculo; en los años noventa, la disonancia. Ahora había que llevar un viejo par de Adidas, una camiseta Gap agujereada, unos tejanos Helmut Lang sucios, y retocarse la barba todos los días para dar la impresión de llevar una barba de tres días. Había que llevar el pelo grasiento, descuidado, gorro, y poner cara de pocos amigos, como en la revista Dazed & Confused, y vender spots en blanco y negro en el que unos desgarbados anoréxicos tocaban la guitarra con el torso desnudo.
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    –Curiosa sensación: cuando era pequeño, el año 2000 pertenecía a la ciencia ficción. Debo de haber crecido porque, ahora, resulta que es el año pasado
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Octave deambula por el césped y recoge una piedra de dos mil años de edad. Contrariamente a los tubos de pasta de dientes, las piedras nunca mueren. La lanza lejos, a los pies de un árbol; allí seguirá cuando leáis estas líneas. La piedra quizás pase los próximos 2.000 años en el mismo lugar. Es así: Octave siente celos de una piedra
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