Hoy sabemos que la salud está determinada por cuatro factores fundamentales que, ordenados según su porcentaje de influencia, serían: la atención sanitaria (11 %), el medio ambiente (19 %), la biología humana (27 %) y los hábitos de vida (43 %). Aunque parezca sorprendente, el orden de los presupuestos que los gobiernos destinan a estos cuatro factores suele ser el inverso: el aspecto que menos influye (sistema sanitario) es al que se dedica el mayor esfuerzo económico; mientras que apenas se destinan medios a fomentar unos hábitos de vida adecuados. En muchos países tenemos un modelo de salud curativo, centrado en el tratamiento, en lugar de un modelo preventivo que reduzca muchas afecciones evitables.