podía hacer las cosas hasta empezar a creer en ellas, que la intencionalidad era tan auténtica como la obligación. La acción podía impulsar la fe, no solo atestiguar su existencia. «Antes pensaba que tenías que creer para poder rezar –oyó decir David Foster Wallace en una reunión de Alcohólicos Anónimos–, pero ahora sé que lo había entendido todo al revés.»14 Durante mucho tiempo, yo había creído que la sinceridad consistía en alinear acciones y creencias,