Sorprendentemente, hacer cosas que tememos es una buena medicina para el cerebro. Cuando empiezas a acumular experiencias en las que tratas con el miedo, el cerebro te da las gracias cambiando físicamente para estar mejor preparado. Sí, literalmente, el cerebro empieza a reorganizarse a sí mismo para reaccionar de forma más adecuada. Los científicos lo llaman «neuroplasticidad», pero nosotros lo llamamos «endurecernos».