Es un libro que me hizo reír bastante al principio. Un sin fin de escenas domésticas en la casa de Alex Portnoy en donde reina el dramatismo, la disciplina, las lamentaciones infinitas de Alex por ser judío y siempre querer escapar de lo que eso significa. Además de ser adicto al sexo y de no poder sentar cabeza y tener un hogar y una familia como se espera de él en su comunidad.
En algún momento sentí que me cansé un poco por el ritmo y la verborrea de Alex, no se detiene nunca. Lo puedo ver en el diván del sicoanalista hablando sin parar, teniendo paroxismos con sus monólogos infinitos.
Subrayé muchos diálogos del principio porque me hacían morir de risa. La vida en la casa de los Portnoy era de locos 😆Lo recomiendo si quieren leer algo un poco diferente pero advierto que tiene muchas descripciones explícitas de cosas sexuales por si eso no les gusta.